Si su niño llora el primer día de clases, es normal; si llora la primera semana, también puede ser normal; pero si pasa un mes de clases y no ha dejado de llorar, es momento de preocuparse e incluso pensar en cambiarlo de colegio.
Cuando la prueba del primer día de clases no se supera, vienen los dolores de cabeza para los padres de familia.
El Universal habló con una profesional del área, para ayudarle a los padres a analizar estas situaciones y a tomar buenas decisiones en estos casos.
“Hay varios aspectos que analizar en este sentido: lo primero es preguntarnos si el niño está en la edad adecuada para empezar a estudiar y si lo hemos preparado para ingresar al colegio. También es indispensable evaluar muy bien la institución educativa en la que estará el niño y tener varias opciones, en caso de que una falle”, explica la psicóloga Janeth Carballo, Especialista en Desarrollo Personal y Familiar.
El momento de empezar
La cotidianidad que hace muchos padres se afanen porque sus hijos empiecen a estudiar.
“Personalmente y a partir de mi experiencia profesional, pienso que un niño de por ejemplo 2 años, es muy pequeño para empezar. A los 2 años todavía se debe estar pendiente de su nutrición, y no nos podemos mentir, en un colegio con varios niños, los profesores no van a estar dedicados totalmente a cada uno. Además, cuando son pequeños son más propensos a enfermarse, a sufrir alergias o infecciones, por aquello de que muchos de sus órganos están en desarrollo, y sólo los padres pueden estar pendientes su salud y de llevarlos al médico cuando sea necesario. Cualquier cosa relacionada con la salud, puede afectar la capacidad atencional e intelectual del niño”, expresa Janeth Carballo.
Para la Psicóloga, la edad ideal es de 4 años, cuando pueden empezar con su preescolar de forma tranquila. Pero ahí no termina todo, pues es necesario evaluar el lugar en el que comenzará a estudiar.
“Es tan importante como firmar un contrato, por lo tanto, hay tener varias posibilidades y evaluar muchas cosas: los profesores, sus edades, pedir referencias de los colegios, conocerlos, conocer sus currículos, el trato que están dispuestos a darle a los niños, los valores que manejan, ver si se preocupan por su adaptación, si les ayudan a explorar sus talentos, cómo les ayudan a enfrentar sus temores, y todos los aspectos que sean necesarios”.
Fórmelos desde antes
Pero, aunque se sugiera la edad de 4 años para empezar a estudiar, es necesario trabajar con los chicos desde antes, con el fin de alistarlos para cuando llegue el momento.
“Lo que se puede hacer a los 3 años, por ejemplo, es incluirlos en un sitio de esparcimiento donde puedan jugar, relacionarse con niños, aprender a enfrentarse a personas y lugares desconocidos, a compartir, a controlar el esfínter, pero donde permanezcan por periodos muy cortos (dos horas estarían bien)”, manifiesta la Especialista.
“Se trata de un lugar donde el niño tenga más que clases, es decir, que también cuente con acompañamiento para que vaya desarrollando su motricidad gruesa y fina a través de los juegos, donde corra y practique actividades acordes a las capacidades cognitivas que está desarrollando a esa edad. Cuando hablamos de cognitivas, nos referimos al pensamiento, análisis y percepción, a través de las cuales ellos aprenden a identificar cosas como los sonidos, por ejemplo”, añade.
Según Carballo, es ideal que también los padres integren a sus hijos desde pequeños en actividades como llevarlos al parque, fiestas, reuniones, o incluirlos en algún grupo deportivo o lúdico, para que aprendan a compartir, socializar e integrarse con otras personas, para que al momento de llegar al colegio, tengan más herramientas para enfrentarse a la situación.
Apoyo del colegio
La psicóloga Janeth Carballo, manifiesta la importancia de que la institución esté pendiente del niño, desde el momento en que se matricula.
“Es ideal que se haga una entrevista con los padres y se realice un perfil del niño para irlo conociendo y saber de qué manera tratarlo en un momento de crisis, como el llanto del primer día. Además, hay que tener presente que, la educación en esta etapa, va más allá de que hagan la tarea, en esta etapa lo que él necesita es vivencia, y esto requiere que incluso en el colegio inviten a los padres de vez en cuando a un día de clase, dónde se puedan integrar y el niño se sienta abandonado”.
¿Y cuándo llore?
Janeth Carballo, psicóloga.
“Es normal que llore. Lo ideal es tener paciencia con él, ayudarle a calmarlo y si es necesario, dale agua”.
“Es normal que los niños lloren la primera semana de colegio, pero si ya pasa un mes y el niño sigue llorando y no se adapta, hay que cambiarlo”.
“Hay que ayudarle transmitiéndole tranquilidad y no ansiedad, aunque sea esta última la que se sienta”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario